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ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA II

Hace 7000 años la naturaleza y el ser humano dieron luz a una semilla originaria de la cordillera de Los Andes y que en el Siglo XVI llegó a la península. La búsqueda de variedades dio lugar a cruces y en lo más profundo del valle de la Sakana, en el pueblo navarro de Urdiain, una semilla de color azabache, pequeña y brillante germinó en la tierra y nutrió la alimentación de aquellos antepasados que vivían en conexión con la naturaleza. Varios siglos después, nos pusimos en contacto con un baserritarra próximo al retiro de la actividad agrícola, ya que las variedades que cultivábamos entonces (Gernika y Tolosa) no soportaban nuestro suelo arcilloso y tendente a la compactación. Tras aquella solicitud, nos envió dos kilos en 2021 que cultivamos hasta hoy cada verano con esmero y devoción obteniendo una alubia de valor incalculable, tierna y suave al paladar, dejando un caldo sabrosísimo, digestiva y con muchas propiedades nutritivas y también por qué no decirlo, ganando concursos de putxeras en la mismísima Balmaseda. Dicen que en quien la prueba huella deja. Todos los años sabemos guardar 2-3 kilos de la última cosecha para sembrar al año siguiente. La imagen de esta publicación se recogió en fechas próximas al rodaje del programa Sukalerrian que a través de un reportaje rodado en nuestra huerta de Gordexola el pasado 22 de octubre, rendimos un sentido un homenaje a esta leguminosa tan singular, la alubia de la Sakana. Este es el enlace del reportaje (lapso de tiempo: 32:45-39:20):